jueves, 29 de julio de 2010




(Lo escribí para un concurso, fue seleccionado pero no ganó, así que os lo pongo aquí. Lo único que decían las bases es que fuera corto e incluyera la palabra "cava"):

Tú te vistes por la mañana sin importarte si me despiertas o no. Tú me miras de soslayo tratando de adivinar en mí un gesto de perdón que no aparece. Tú te marchas y no puedes evitar odiarme una vez más al comprobar que sigo haciéndome el dormido para no tener que mirarte a los ojos.
Tú pasas el día sin quitarte de la cabeza el momento de regresar de nuevo a casa, el momento de vernos, de hablarnos, de echarnos en cara de nuevo todo una vez más.
Tú tratas de olvidarme en tu trabajo, en la comida, en el café. Pero tú no lo consigues.
Y tú alargas el momento de volver con la esperanza de encontrarme ya acostado y evitar así, un día más, otra odiosa discusión en la que sólo nos hacemos daño.
Tú sabes que el odio sólo es pasajero. Tú sabes que me amas y sabes que yo te amo, pero tú sabes también cuánto nos podemos odiar a ratos.
Por fin, tú llegas tarde a casa. Atraviesas el pasillo y ves la puerta de la habitación cerrada y la luz apagada. Tú casi respiras con alivio por no tener que verme, que hablarme.
Vas a la cocina para prepararte algo para cenar y abres la nevera. Y tú te estremeces al ver dos copas de cava en la nevera junto a una botella puesta a enfriar hace tiempo y una nota en la que tú lees: “Despiértame a la hora que sea”.
Y tú te desabrochas un botón de la blusa.

domingo, 25 de julio de 2010

Un análisis del Tour de Francia


Bueno. Ya se ha acabado otro Tour (cuando escribo esto sólo queda la etapa de París), el Tour del Centanario de los Pirineos, de la alta montaña.
Ha sido un Tour bonito, porque todos los Tours son bonitos aunque unos sean más disputados que otros, pero ha sido una lástima que la igualdad entre Andy Schleck y Alberto Contador haya hecho que sus ataques hayan sido muy medidos, casi con cuentagotas, pero es normal, porque si sabes que tu contrincante es tan bueno como tú es muy arriesgado atacarle muchas veces, ya que puedes perder más que ganar. Finalmente ha ganado el madrileño, aunque la sensación que ha dado Andy es que el año que viene Contador lo va a tener más difícil que este año para batirle. Y eso que este año Contador no ha ganado con la "facilidad" de los años anteriores que ganó. Es cierto que en 2007 y en 2009 no lo tuvo fácil para ganar, ya que ganar cualquier Tour es complicado, pero en sus dos anteriores victorias la sensación que daba era de mayor poderío que los rivales. Pero este año el pequeño de los Schleck ha subido al nivel de Contador, y no sólo en las cuestas, si no que en la crono ha demostrado una gran progresión. El Tour de 2011 se presenta apasionante.
Por otra parte, el último Tour de Lance Armstrong no ha sido el final feliz para la película de la vida del corredor americano. Él decía que llegaba al Tour más fuerte que en 2009, y yo le creo. Pero entre las caídas y el hecho de que los jóvenes han demostrado más nivel que el año pasado, Lance ha terminado el Tour de forma un poco oscura, salvo por el brillo que le dio al meterse en la escapada de la etapa del Centenario de la Luchon Bayona. Pasar en el grupo cabecero todos los puertos del Círculo de la Muerte fue una bonita manera de dejar el ciclismo.
Por cierto, en los dos años del retorno de Lance no se ha hablado en la carrera de dopaje. El año pasado sus roces con Contador y su rendimiento coparon los comentarios. Y este año ha sido su bajo rendimiento final y sobre todo el fair play lo que más ha dado que hablar. Y esto es bueno.
Por cierto, el tan traído tema de si se debe esperar o no a un contrincante cuando sufre una caída o una avería, querámoslo o no, ha marcado la carrera.
El tema empezó en la etapa de Spa. Una sucesión de caídas por la lluvia hicieron que Cancellara se adueñara de la carrera y parara al pelotón. A él le convenía porque su líder, Andy Schleck, estaba entre los retrasados. El Radioshack y el Astana se mostraron de acuerdo por intereses propios. Los demás se dejaron llevar y los que estaban en contra (Sastre, Luis León Sánchez, etc.) no tuvieron agallas para tirar para delante. Ahí está una de las claves del segundo puesto de Andy, pues si la etapa hubiese seguido con normalidad hubiera perdido mucho tiempo. A mí personalmente la actitud de Cancellara no me gustó nada.
Luego vino la caída de Frank Schleck en el pavés. Allí nadie paró, porque se da por supuesto que en el pavés hay caídas y no hay por qué parar.
Después está la avería de Andy en Balés. Contador al parecer no la vio, y cuando Andy estaba medio parado Contador atacaba a su vez pensando que Andy había parado la arrancada. Mala suerte para Andy.
En fin. Yo creo que no se puede decir que hay que esperar o no. Todo es según qué circunstancias de carrera se dan en cada situación. Si Contador hubiese visto la avería de Andy creo que debería haber parado aunque fuese unos segundos. Hubiese quedado muy bien en Francia y esto es muy importante si eres un ganador de Tour.
Quiero resaltar, también, el buen papel de Samu. Ir tercero varios días y terminar cuarto es un salto de calidad para el equipo Euskaltel Euskadi. Ya sé que es una pena verte en el podio y perderlo el último día, pero lo hecho por Samu es muy destacable. Lástima el fallo garrafal que tuvo en la etapa que quedó segundo y que tenía ganada. Otro corredor que ha destacado es Purito Rodríguez. Una etapa y octavo en la general en su primer Tour es algo que sobresale. Enhorabuena.
No quiero terminar sin destacar el escenario de la última semana: los Pirineos. Yo he estado allí toda la semana y el ambiente era mejor que otro años. Cuánta gente. Esto demuestra que el ciclismo tiene tirón y que pese a todo sigue siendo uno de los deportes favoritos de la gente.

jueves, 15 de julio de 2010

Los últimos días de Armstrong


Bueno. Se acabó el Tour para Lance, por lo menos en cuanto a luchar por la victoria final. A Armstrong le ha llegado su final en una etapa de montaña, en Morzine-Avoriaz, igual que a Indurain, que le tocó rendirse antes los demás contrincantes en Les Arcs.
Será un honor verle la semana que viene en directo en las etapas de Pirineos, en el Tourmalet, que celebra este año su centenario en el Tour, en el ciclismo.
Hay quien cree que Armstrong no terminará el Tour, pero yo estoy seguro de que lo va a terminar y además, a poco que se encuentre bien, intentará brillar en la última semana. Un corredor que ha ganado la carrera siete veces no puede correr su último Tour sin pena ni gloria.
Armstrong ha sido un corredor que, querámoslo o no, ha hecho historia en el ciclismo. De acuerdo en que la mayor parte de su carrera se ha centrado en el Tour de Francia, cosa que no hicieron los otros grandes (Merckx, Hinault, Anquetil, Indurain, Coppi, etc.), pero eran otros tiempos y eran corredores de países con tradición ciclista. En cambio Armstrong ha corrido en unos años en los que los corredores se han ido especializando más y más en el tipo de carreras que mejor se les dan, y además Armstrong sabe que en EE.UU. las carreras que no son el Tour de Francia casi no tienen repercusión en los medios, por lo que a un corredor americano el ganar la Vuelta a España, por ejemplo, apenas le sirve para algo.
También es cierto que la soberbia del americano le ha convertido en alguien que a muchos no nos caía demasiado simpático. Aunque creo que en estos dos años de comeback ha sido algo más simpático y más humano.
Pero hay que reconocer que Lance ha sido todo un campeón y que su carrera ciclista y deportiva ha ido más allá del propio ciclismo y del deporte. Su vida ha tenido un guión que ni el mejor guionista de Hollywood lo hubiese imaginado. Además, todo esto ha atraído más medios y más patrocinadores al ciclismo, y esto es algo muy importante, sobre todo tras unos años en los que los escándalos de dopaje han alejado a mucha gente del ciclismo, probabalemente el deporte más bello que existe, un deporte de una muy larga historia, lleno de gestas que han calado en generaciones y generaciones de personas, un deporte que atrae a miles de personas a las cunetas de toda Europa y que hace que la gente espere días para ver pasar unos minutos a sus ídolos.
Gracias Lance por haber sido parte de esta historia. Te animaré en los Pirineos.
Te echaremos de menos.

miércoles, 7 de julio de 2010

El final del túnel


Publicado en el nº 36 de la revista Pedalier.

El final del túnel

Llevaba ya unos kilómetros en los que no me sentía a gusto. No sé. Era un cansancio extraño, no era el cansancio normal tras unos kilómetros de entrenamiento y unos cuantos puertos. Era más un agotamiento general que la fatiga normal que se siente cuando ya llevas unas horas en bici.
No sé muy bien cuándo ocurrió. El terreno era duro y complicado, con muchas curvas, repechos uno detrás de otro, vaguadas,... En fin, una zona rompepiernas de ésas que te impiden coger un ritmo y que obligan al trazado de la carretera a ser muy complicado.
Y de repente, ya os digo que no sé ni cómo ni cuándo pasó, estaba todo oscuro. Debía ser tras una curva cuando me metí en el túnel, porque de lejos no lo vi venir.
Era un túnel extraño, porque al principio parecía que iba a acabar enseguida, a tenor del ligero resplandor que se adivinaba al fondo. Así que seguí pedaleando con miedo a pisar algún bache o algunas piedras y a irme al suelo.
Pero no pasó nada. Ni había baches, ni piedras, y lo que es peor, lo que parecía un resplandor que anticipaba la salida del túnel, no era más que la tenue luz de una bombilla polvorienta que iluminaba escasamente un tramo de túnel.
Así que seguí, con la esperanza de que la salida estuviera cerca, o que por lo menos otras bombillas me marcaran el camino con algo de seguridad.
Al de un rato largo, una luz diferente me inundó de alegría. Esta no era de una bombilla, tenía que ser la luz del sol. Aceleré un poco el ritmo y sí, era la luz del sol, pero sólo era la que se colaba por una especie de ventana que tenía el túnel hacia un barranco en la montaña.
El túnel seguía, y seguía.
Al de un rato más largo aún, de nuevo una luz diferente me dio nuevas esperanzas. Pero la luz se intensificaba a mayor velocidad de lo que yo avanzaba hacia ella, así que enseguida comprendí que debía de ser la luz de algún coche que venía de frente. Y así fue. Un coche que circulaba muy lento se cruzó en mi camino. Intenté hacerle señas para que parara con la intención de preguntarle dónde acaba ese túnel. Pero el conductor no me hizo caso. Pasó junto a mí, sin más. Era un hombre mayor, muy mayor, y el coche era viejo, muy viejo. Tan viejo que pensé que venía de otra época y que ese túnel en el que me había metido era el túnel del tiempo. Y seguí imaginando. Si ese hombre venía del pasado, al salir de allí yo sería más joven. Pero no podía ser, porque mi cansancio no disminuía.
En fin. No tardé en olvidarme del coche, cuando vi a un ciclista sentado en un borde del túnel, junto a otro de los agujeros que servían de luminaria.
Paré junto a él.
- Hola, ¿qué haces aquí?
- Nada. Entré en este túnel, y ya no podré salir.
- ¿Por qué? ¿Qué te pasa?
- Bueno, me he caído y no puedo andar, así que aquí me quedo. Se está bien aquí, cuando fuera hace calor aquí hace fresco, y cuando llueve no me mojo. No soy muy exigente. Tú ya saldrás, no te preocupes.
Y seguí pedaleando. Tenía razón. Yo por lo menos podía seguir hacia delante. Tarde o temprano tendría que acabar el túnel.
La idea era tomármelo con calma. Aproveché un momento de parada para estirarme un poco, cosa que no hacía casi nunca. Luego vi que la rueda delantera no estaba centrada, así que me entretuve otro poco en revisar la bici entera, cosa que le vino muy bien, y lo noté después. El ventanal de esta zona permitía mirar hacia fuera con comodidad, y así, gracias a la parada, pude admirar un paisaje increíble que no hubiera visto de pasar por el túnel sin pararme. Me alegré de poder haber mirado por la ventana.
Seguí pedaleando un poco más, y cada vez los ventanales se sucedían con más frecuencia.
Ahora estaba seguro de que no tardaría en salir de allí, y además estaba seguro de que saldría mejor de como había entrado.

(Nota: Escrito mientras sigo sin poder salir en bici tras unos meses con problemas de salud que ya, creo, se me están solucionando. Pronto volveré a la carretera).