martes, 30 de septiembre de 2008

Fotos de cicloturismo

Hoy estoy en plan vago, por lo que en vez de escribir os subo sólo unas fotos bonitas de cicloturismo. Más que nada, ahora que estamos acabando la temporada, para abrir boca para la que viene.












miércoles, 24 de septiembre de 2008

Regreso a la Volta a Menorca


Este año voy a volver a terminar la temporada cicloturista en Menorca, donde es un placer dar las últimas pedaladas mirando al mar.
Atrás quedan los fríos de principios de año, los brevets largos y bajo la lluvia, la Luchon Bayona, la QH de noche, la Indurain, la Transpirenaica,...
Han sido muchos kilómetros y colgaré la bici (por un mes o así) en la Volta a Menorca, donde ya estuve hace un par de años y donde me alegraré de saludar a viejos conocidos.
Menorca es una isla placentera para el ciclista. Quizás le falte un poco más de variedad de carreteras, pero es seguro que si pedaleas allí disfrutarás. Y ojo, que pese a que el único puerto que hay en Menorca es el Monte Toro, no significa que el resto sea completamente llano. Hay muchas subidas y tampoco es tan fácil como muchos pueden pensar el hacer la Volta a Menorca.
Pero, eso sí. Vayas entrenado o vayas en plan vago, seguro que te lo pasas bien, tanto en la bici como después, a culotte quitado.
Si vas por allí no te olvides de saludarme. A mí, y a mi vecino de Blog, Rafa Vallbona, con quien compartiré apartamento y pedaladas.
Os dejo unas fotos que saqué allí hace un par de años para abrir boca. A disfrutar.


jueves, 18 de septiembre de 2008

¿Armstrong de nuevo al Tour?


¿Volverá este muñequito (o más bien muñecazo) que abre la caravana del Tour de Francia a personificarse en Lance Armstrong, el séptuple ganador de la carrera de las carreras?
¿Volveremos a ser testigos de su molinillo infernal con el que apisonaba a todos sus rivales?
¿Será capaz Lance no sólo de volver a competir en el Tour, sino de ganarlo por octava vez?
Cuántas preguntas. Cuántas páginas de periódicos y revistas escritas y cuántos minutos de TV y de radio se han dedicado a comentar esta noticia que irrumpió en plena Vuelta a España eclipsando el liderato de Egoi Martínez (Euskaltel Euskadi).
Armstrong lo explica en un video en unos pocos minutos. De ahí surgen horas y horas de debates, entrevistas, informes, opiniones,...
Voy a mojarme un poco en este tema, a riesgo de meter la pata hasta el fondo.
Lance Armstrong no sólo ha sido el mejor corredor que ha tenido el Tour de Francia a la vista de sus récords, sino que ha sido el corredor más inteligente y que mentalmente dominaba a todo el pelotón hasta el punto de que nadie se atrevía a atacarle en serio. En este aspecto creo que Armstrong ha sido junto a Merckx e Hinault el mayor capo de la historia del ciclismo.
Pero, además, Lance ha sido el corredor más mediático de la historia, y un corredor que ha sabido sacar partido de los medios de comunicación para conseguir sus intereses. Y ha sido también un gran actor cuando lo ha interesado.
Creo que esta noticia suya de su retorno no es más que una utilización muy hábil de los medios para difundir su mensaje sobre su Fundación contra el Cáncer en todo el mundo. En mi opinión es una perfecta utilización de la herramientas del márketing conocida como publicity (hacer que un mensaje de la organización o empresa salga en los medios como noticia y así no tener que pagar la publicidad), y es una buena práctica de las RR.PP. Ha creado una noticia que ha dado la vuelta al mundo. Si llega a decir cualquier otra cosa con el fin de que se difunda su mensaje sólo le hubiesen hecho caso unos pocos medios, en cambio diciendo que va a disputar el Tour de 2009 ha sido noticia mundial, y no sólo en el mundillo ciclista.
Estoy convencido de que dentro de unos meses Lance aparecerá de nuevo en un video en su website diciendo que lo ha pensado mejor y que se da cuenta de que no podría estar al nivel requerido para disputar la general del Tour de Francia de nuevo. Algo en lo que todos los entrenadores de ciclismo, médicos deportivos y demás conocedores de los procesos fisiológicos del deporte de élite coinciden.
Ya. Ya sé que estamos hablando de Lance Armstrong. El mismo que estaba casi desahuciado por un cáncer y que volvió al deporte de elite para ganar siete veces seguidas la carrera más importante del mundo. Es verdad que de Lance podemos esperar cualuier cosa, pero... Yo no me lo creo.

lunes, 15 de septiembre de 2008

¡Qué duro es ser ciclista!


¡Ay! ¡Qué duro es ser ciclista!
Este año he hecho dos brevets, uno de 200 km rápido, uno de 300 km con lluvia casi todo el día, una Quebrantahusos por la noche y en solitario, la Luchon Bayona, la Transpirenaica,... Y a pesar de todo, el peor momento, en cuanto a sufrimiento físico, de toda la temporada fue ayer en una subida de 3ª categoría, en sólo 14 minutos y 17 segundos.
Era el Campeonato de Montaña de la S.C. Bilbaina, y para mí fue un esfuerzo de poco más de 14 minutos y sin embargo sufrí como no había sufrido en toda la temporada.
Y es que ser cicloturista puede ser duro muchas veces, pero ser ciclista, o sea, competir, aunque sea entre los amigos, es muy duro.
Ayer podía haber subido tranquilo y no disputar a tope la subida. Pero a uno le puede ese orgullo que todos tenemos y, como a casi todo el mundo, ya de salir en la carrera, por lo menos vamos a hacer el mejor puesto posible.
Así que fue una cronoescalada agónica para mí. Y además, al no conocer la subida a Oba, los últimos 500 m, los más empinados, se me hicieron durísimos. Ahí alcance el máximo de pulsaciones de todo el año, y ahí volví a sentir el sabor a sangre en la garganta, cosa que hacía años que no sentía.
Como se demuestra siempre, sobre la bicicleta no mata la bala, mata la velocidad. Esto es. Da lo mismo que el recorrido sea durísimo o muy suave. Si se va a tope siempre es duro, y si se va relajado siempre es suave.
¡Qué duro es ser ciclista! ¡Qué duro es jugar a carreras!

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Dancing in the Pyrenees - Bailando en Pirineos IV

Hoy os subo el último video sacado en un puerto mientras Alicia y Andy bailaban. Fue en el Col de Port. A partir de ahí la meteorología no fue clemente con nosotros en los puertos.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Ya soy randonneur


Os subo aquí mi último artículo publicado en el número 24 de la revista "Pedalier".

Ya soy “randonneur”

¡Ah! Cómo pasa el tiempo. Aún recuerdo aquellos años cuando, aún siendo un chaval, salía yo a andar en bici con mis amigos, algunas veces, o solo, la más de las veces. Entonces no sabía yo que en esto del mundo de la bicicleta fuera de la competición había tantos y tantos cajones donde clasificarnos. Entonces, los que andábamos en bici y no competíamos, hacíamos sólo eso: salir en bici. Y es que luego la vida me ha ido llevando por mundos de los que no sabía ni que pudieran existir.
Yo era un chico normal, tan normal como lo pueda ser cualquiera que en verano dedicaba varios días a la semana a dar una vuelta en bici. Habitualmente salía por la mañana, aunque en julio no era raro el día en el que salía por la tarde, después de ver la etapa del día del Tour. Y así, maravillado por la carrera de las carreras, jugaba a subir las cuestas como si fuera Perico, o Millar, o incluso el mismo Hinault. ¡Qué tiempos!
Después ya me negué a dar la razón a eso de que las bicicletas son para el verano y se inició mi trayectoria por esto que llamamos cicloturismo. Ahora salía casi todos los fines de semana del año con veteranos de una sociedad ciclista. Comencé a hacer más kilómetros y se amplió mi territorio ciclista, conociendo nuevas carreteras, pueblos y bares (algo muy práctico).
Así que, sin saberlo, ya era cicloturista. ¡Qué cosas! Había ascendido en la jerarquía de “chaval que sale a andar en bici” a “cicloturista de fin de semana”.
Pero ahí no terminó mi derrotero por el mundo de la bicicleta. Aquel club no duró mucho, y terminé enrolado en otro de mayor raigambre y solera. Otro escalón ascendido. Aquí empecé a oír a gente que hablaba de marchas cicloturistas duras y cosas así. Vaya. Había que probar aquello. Así que, sin darme cuenta empezaba las temporadas mirando el calendario cicloturista de la revista de ciclismo que había entonces (la única) y marcando en rojo aquéllas a las que pensaba acudir. O sea, que allí estaba yo, un incipiente cicloturista de fin de semana que ya pasaba a ser cicloturista que hacía marchas.
Pero ahí no terminó la cosa, qué va. Aquello sólo era el comienzo, pues en aquella revista aparecían de vez en cuando reportajes de marchas aún más duras y que se celebraban en lugares tan exóticos entonces para mí como los Pirineos franceses y que, además, ascendían los puertos que estaban en mi imaginario ciclista de ver el Tour por la tele.
Un nuevo escalón se erigía ante mí. Un escalón duro de escalar, pero irresistiblemente atractivo. Ahora iba a ser cicloturista que hacía marchas duras subiendo los puertos míticos de los Pirineos. ¡Guau! Aquello era el no va más. Era duro, sí, pero era una sensación agradable el flirtear en algunos momentos de aquellas marchas entre lo que era ser un simple cicloturista y el sentirte un corredor en pleno Tour de Francia. De aquellos tiempos guardo recuerdos imborrables que me acompañarán siempre.
Pero cuando ya parecía que nada más podía culminar mi deambular por el escalafón del cicloturismo, del ciclogloberismo de elite, hete aquí que a mi alrededor asomáronse poco a poco, casi imperceptiblemente, dos nuevos mundos nuevos, algo que parecía imposible.
Algunos de los compañeros de club empezaron a tontear con marchas de resistencia, y empecé a oír hablar de algo mágico e increíble llamado “París Brest París”. Buf. Aquello que sobre el papel parecía reservado a súper hombres, resultaba que era el objetivo de compañeros mucho menos dotados para el ciclismo que yo, al menos sobre el papel.
Pero este mundo no me atrajo demasiado durante unos años, y alternaba mis marchas cicloturistas y salidas domingueras con excursiones a la búsqueda de puertos en compañía de otros compañeros aquejados de un mal cada vez más difícil de curar para algunos.
Pero tras exponerme varias veces al virus de la caza de los puertos más difíciles y las rampas más empinadas, no acabé del todo contagiado por esa locura y he podido mantenerme más o menos cuerdo (con recaídas, eso es cierto) hasta hoy.
Pero de la otra enfermedad, la de los “randonneurs” y la de los “breveteros” tampoco me he curado del todo, y de vez en cuando hago algún “Brevet” (no de los más largos, tampoco se trata de exagerar) o participo en alguna “Randonnée” francesa tipo Luchon-Baiona o así.Y este año he dado un paso más y he completado un recorrido largo, con puertos, de noche y en solitario. ¿Ha sido un reto en sí mismo o sólo era una prueba para retos futuros aún mayores? La verdad es que ni yo mismo lo sé, pero creo que tras esta experiencia puedo decir, ahora sí, que ya soy “randonneur”. Aunque lo peor es que no sé si éste es el escalón más alto al que puedo aspirar en mi vida de cicloturista, o aún tengo más mundos ocultos por descubrir. El tiempo y los kilómetros me lo dirán.